En la gran mayoría de las entrevistas (al menos, de las buenas entrevistas) llegará un momento en el que el interrogatorio al que estás siendo sometido termine, y te llegue el turno de hacer preguntas. Es habitual que cuando llega este momento el entrevistado se muestre demasiado cauto por miedo a preguntar algo que pueda considerarse inapropiado, y termine haciendo simplemente alguna pregunta rutinaria con poca sustancia.
Respecto a esta –habitualmente última- fase de la entrevista debes tener en cuenta los siguientes puntos:
¡Te siguen entrevistando a ti!
Lo primero que debes tener presente es que, aunque seas tú el que hace las preguntas en esta fase, tú continúas siendo el entrevistado. Los entrevistadores intentarán trasladarte las bondades del despacho, del departamento, te tratarán de convencer de que es el mejor sitio del mundo para trabajar… pero a la vez seguirán intentando completar la opinión que se están haciendo sobre ti. Y en muchas ocasiones, esta opinión variará sustancialmente en función de las preguntas que hagas.
Con las preguntas estás mostrando las cosas que te importan
En función de las preguntas que hagas, los entrevistadores se tratarán de hacer una idea de los aspectos del despacho que realmente te importan. Quizás conozcas el despacho a la perfección porque lo hayas estudiado a conciencia, y por ello no tengas ninguna duda, pero si eso te lleva a preguntar a los entrevistadores exclusivamente por el horario que tiene el gimnasio del despacho… no les estarás dejando la impresión correcta.
Por favor, ¡pregunta algo!
Puede que tus entrevistadores hayan hecho la mejor entrevista de sus vidas y te lo hayan dejado todo clarísimo. Pues bien, aun así, ¡haz alguna pregunta! Que te den la posibilidad de hacer las preguntas que quieras y escojas no hacer ninguna da impresión de falta de interés. Piénsalo desde la perspectiva del entrevistador. Tiene ante él a un candidato que debería estar deseando saberlo todo del despacho al que pretende entrar, le das la oportunidad de preguntar lo que quiera… y dice que no tiene ninguna pregunta.
No hagas preguntas que puedan evidenciar falta de preparación de la entrevista
El entrevistador espera que, antes de acudir a la entrevista, te hayas informado sobre el despacho. No espera que seas un experto conocedor del mercado legal español, ni que conozcas a la perfección la historia del despacho, pero sí que hayas puesto cierto esfuerzo por tu parte para aproximarte a la firma.
Por ello, uno de los errores que puedes cometer a la hora de hacer preguntas es plantear algo que te habría solucionado una simple búsqueda en Google. No preguntes cosas como en qué países tienen oficina, en qué áreas de prácticas destaca el despacho, o en qué sectores tienen especial experiencia. Todo esto debes conocerlo de antemano.
Haz preguntas sobre cuestiones que no se puedan comprobar tan fácilmente, de manera que el entrevistador considere la pregunta interesante, y además sienta el valor añadido que te está aportando resolviéndotela.
Distintas preguntas para distintos entrevistadores
En la mayoría de procesos de selección harás varias entrevistas. Lo más habitual será que tengas una primera entrevista con recursos humanos, después una con uno o varios abogados senior, y por último una con un socio del área de práctica.
Ten en cuenta quién te va a entrevistar para preparar tus preguntas.
El personal de recursos humanos te podrá responder preguntas sobre cuestiones generales del despacho, pero probablemente no puedan resolverte cuestiones más específicas sobre la organización de un área de práctica, sobre detalles de cierta profundidad sobre el tipo de asuntos que lleva cada departamento o sobre la forma de organización del trabajo. Por el contrario, los abogados senior te podrán resolver mejor (y lo preferirán) esas cuestiones más prácticas sobre su departamento y tipo y forma de trabajo, y en cambio esperarán que las preguntas más generales ya te las hayan resuelto en la primera entrevista.
En cuanto a los socios, trata de hacerles preguntas sobre cuestiones como la organización general de su departamento, sobre el papel que asumen los recién llegados, o preguntas más específicas sobre el tipo de asuntos en los que trabaja el departamento.
No te quedes con dudas
Sin perjuicio de que el tipo de preguntas qué hagas se valorará por los entrevistadores, no dejes de aprovechar la oportunidad que te dan para resolver las dudas que tengas. Al fin y al cabo estas preguntas son una muy buena oportunidad para conocer mejor el despacho y, sobre todo, el departamento y a las personas que trabajan en él.